sábado, 12 de mayo de 2007

Ritos de pasaje


Every scar is a lesson, every battle a test of what you have learned.

Was mich nicht umbringt, macht mich stärker - Nietzsche


Es gracioso y divertido pensar que en nuestra vida pasamos por diversos ritos de pasaje. Cada obstáculo, cada error, cada traspié, cada reto, cada dificultad es un rito de pasaje. Un momento de aprendizaje, cambio y reflexión ex ante y ex post .


¿Realmente nos abstraemos y nos ponemos a pensar en cada actuar, situación y hechos que nos suceden en nuestras vidas? O ¿dejamos que nos pasen de largo y que la marca, el símbolo del rito, no signifique nada más allá que una huella intrínseca y poco visible de lo sucedido?

Personalmente intento que cada hecho, cada pensamiento, cada acción tenga un significado, una razón, un objetivo y una lección. A pesar de que a veces no le tenga miedo a la muerte y la desee, la vida es una sola. Al margen de que la vida sea larga o corta al menos, toda la vida entera es un gran rito de pasaje e incluso las pequeñas acciones pueden ser elevadas a rito de pasaje.


Revisemos un poco la historia y repercusiones de los ritos:


En la antigüedad, en las sociedades tribales, los jóvenes pasaban por innumerable ritos de pasaje antes de ser considerados adultos en su sociedad: Domar a la bestia indomable, cazar a la presa más peligrosa, sobrevivir en lo más inhóspito y remoto por cuenta propia, entre otras similares. Todas estas eran pruebas, ritos que dejaban innumerables marcas y lecciones en los jóvenes, tanto físicas como mentales. Pasar el rito no sólo significaba estar un paso más cerca de la “adultez”, era adquirir las experiencias necesarias para trascender en este tipo de comunidades. Ser el curandero, ser el jefe de caza, entre otros, dependía de los ritos de pasaje y de experiencias adquiridas tomar el rol que le correspondería a cada uno en la sociedad.

La misma Iglesia Católica Sacra Romana y Apostólica le daba una gran importancia a la magia del ritual. Las misas en Latín; incomprensible para los fieles pero, con un alto contenido de fuerza en las palabras y que buscaba enseñarnos cada día una parte más del misterio de Dios. El bautismo como paso de ímpio a fiel. La confesión que era un evento de una vez en la vida y un rito de pasaje único, el matrimonio, cuya sacralidad no se ponía en tela de juicio y realmente era un cambio radical en la vida del fiel. La repetición desmesurada de estos y el paso del tiempo han convertido a estos ritos y su importancia a simplemente meras formalidades eucarísticas, cuya marca, huella y lección han sido desgastados hacia un significado casi nulo.

También existían los fascinantes ritos de mortificación del cuerpo y el espíritu (que si bien no son de pasaje, son interesantes para observar en el plano de aprendizaje), y no sólo en el cristianismo. Una especie de auto rito perpetrado; el mortificar del cuerpo, llevar el dolor y el sufrimiento al límite como rito de pasaje, que si bien son generados y buscados por uno mismo tienen la misma validez de enseñanza y de huella que cualquier otro rito de pasaje "formal". Un ser humano puede aprender mucho sobre el dolor, y sobre el sentir. Los extremos pueden llevar a uno a cambiar su enfoque del mundo, lograr el éxtasis y elevar su estado de vida al menos por momentos a estadios más elevados en el cual el entorno es percibido de manera diferente con el sentir y el dolor como catalizadores de nuevas formas de percibir el entorno presente y futuro.


Como podemos ver, a lo largo de la historia los ritos (especialmente los de pasaje) han sido medios de aprendizaje y de crecimiento, si observamos de manera detenida nuestras vidas podremos apreciar los innumerables ritos de pasaje...desde un examen, una clase, una entrevista de trabajo, hasta las graduaciones de un centro de estudio, el cambio en el status económico familiar, el lograr alimentar cada día a los hijos luego de muchos intentos infructuosos...toda nuestra vida está llena de ritos de pasaje que cambian nuestra percepción, posición social (dentro de nuestra percepción, nuestro status quo cambia constantemente con cada pequeña o gran prueba de estos "ritos de pasaje").


La grandes interrogantes que planteo sobre los ritos de pasaje en nuestras vidas, los cuales no tienen que ser radicales cambios en nuestro status quo, es que de cierta forma nos hacen crecer, nos marcan, nos cambian, pero estos excesos de ritos de pasaje ¿tienen algún fin último? ¿realmente podemos encontrar lecciones y marcas en cada acción de nuestras vidas por más pequeña y grande que sea? Podría esperarse que estos ritos de pasaje son batallas pequeñas y grandes de aprendizaje, lecciones para un propósito mayor...tal vez estoy cayendo en la senda de otro tema (la predestinación) por lo que mejor me detengo aquí.


Toda nuestra vida está llena de ritos de pasaje, sólo que no le damos la importancia debida de aprendizaje y de trascendencia a todos ellos.


Glosario:


Ritos de pasaje: Sacado de http://antropologia.idoneos.com/index.php/Los_ritos_y_lo_sagrado


Fueron estudaidos por Vab Genep y son aquellos que acompañan a las personas en sus cambios de posición social. De esta manera, se sacraliza la modificación de roles y status. Sin embargo, la sacralización no es el único objetivo sino que también estos ritos pueden tener la misión de propiciar buenos augurios para el futuro.
Los ritos de pasaje, suelen comprender tres momentos:
1.Una separación del estado previo
2.Una marginación, un alejamiento
3.Una integración al nuevo estado


Yo planteo que cada rito, en cierta forma es un rito de pasaje si es que los tomamos como aprendizaje, ya que antes de entrar en el rito, entramos en un alejamiento (por más pequeño que sea en tiempo o en nuestra mente) y salimos a un nuevo estado si es que identificamos y logramos acoplar la marca del rito de pasaje en nuestras vidas.


Magill Luminis